Agricultura Sinérgica y Natural : Principios y Aplicación Práctica
Inspirado en John Seymour y Masanobu Fukuoka

Introducción
En el corazón de las prácticas agrícolas más armónicas con la Tierra, florece una visión que supera el simple acto de sembrar para cosechar. Hablamos de la agricultura sinérgica y natural, dos corrientes que, aunque nacidas de diferentes fuentes, convergen en una misma ética: trabajar con la naturaleza, no contra ella. A diferencia de la agricultura industrial que agota suelos, envenena aguas y destruye biodiversidad, este enfoque propone un pacto con la vida. Un entendimiento ancestral y renovado de cómo producir alimentos mientras regeneramos el planeta.
Esta nota es una inmersión profunda en los principios, métodos y ejemplos prácticos de estas formas de cultivo, con base en la experiencia de grandes referentes como Masanobu Fukuoka y en prácticas permaculturales vigentes hoy en día.
1. ¿Qué es la agricultura sinérgica?
La agricultura sinérgica es un método basado en la cooperación de los elementos del ecosistema agrícola. Fue desarrollada por Emilia Hazelip, inspirada en los principios filosóficos y prácticos del japonés Masanobu Fukuoka. Hazelip propuso un modelo donde el suelo nunca se labra, siempre está cubierto, y las plantas se asocian entre sí para lograr equilibrios biológicos permanentes.
Lo «sinérgico» proviene de la idea de que el conjunto de elementos (plantas, microbios, insectos, hongos) funcionando juntos da un resultado mucho mayor que la suma de sus partes individuales. En otras palabras: cuanto más biodiverso, más fértil, más resiliente.
Sus pilares fundamentales:
- No laboreo del suelo: evita la alteración del hábitat subterráneo y protege los agregados del suelo.
- Cobertura permanente: con acolchados orgánicos o cultivos vivos.
- Asociación y rotación de cultivos: combinaciones que se ayudan mutuamente.
- No uso de productos químicos: ni fertilizantes ni pesticidas sintéticos.
2. ¿Y la agricultura natural?
La agricultura natural fue desarrollada por Masanobu Fukuoka, un microbiólogo y agricultor japonés que decidió abandonar los métodos científicos convencionales para dedicarse a observar cómo cultivaba la naturaleza. Su propuesta, conocida también como “el método de la no-acción”, se basa en intervenir lo menos posible.
Los principios de Fukuoka se resumen en:
- No labrar la tierra.
- No usar fertilizantes químicos ni compost preparados.
- No eliminar las malas hierbas mediante herbicidas ni arranque.
- No usar pesticidas ni productos químicos.
- No podar ni intervenir innecesariamente.
Fukuoka demostró que, imitando la lógica del ecosistema natural, era posible cultivar arroz, cebada, árboles frutales y hortalizas sin necesidad de técnicas agresivas, obteniendo rendimientos estables y suelos cada vez más fértiles.
3. Principios de diseño sinérgico y natural
Tanto en agricultura sinérgica como en natural, se aplican principios que derivan de la observación de los ecosistemas sanos:
- Diversidad funcional: más especies, más relaciones benéficas.
- Cobertura viva del suelo: protege contra la erosión y fomenta la vida del suelo.
- Relaciones simbióticas: entre plantas, hongos micorrícicos, bacterias fijadoras.
- Manejo del agua eficiente: captación de aguas de lluvia, mulch, swales.
- Sucesión ecológica: diseño de los cultivos para que evolucionen hacia sistemas estables.
4. ¿Cómo se implementa un sistema sinérgico o natural?
Observar y diseñar
Antes de intervenir, se observa. ¿Cómo fluye el agua? ¿Dónde están los puntos de sombra? ¿Qué plantas nativas crecen solas? Se usa el diseño en zonas y sectores típico de la permacultura.
Preparar sin remover
En lugar de arar, se coloca compost maduro, mulching (hojarasca, paja, restos vegetales) directamente sobre el suelo. Si hay pasto o malezas, se cortan al ras y se cubren, permitiendo que el ecosistema comience a regenerarse.
Asociar cultivos
Se plantan juntos diferentes vegetales que se ayuden mutuamente. Por ejemplo, zanahorias con puerros (uno repele plagas del otro), tomates con albahaca (que espanta insectos y mejora el sabor).
Mantener la cobertura
Cada vez que se cosecha, se repone con materia orgánica. No se deja el suelo desnudo nunca. Además, el acolchado regula la humedad, nutre, protege y estimula la vida microbiana.
Dejar florecer
El sistema florece también en lo silvestre: se permiten hierbas espontáneas, flores silvestres, refugios para insectos benéficos, ranas y aves. La diversidad se convierte en la mejor aliada contra las plagas.
5. Ejemplos prácticos y cultivos recomendados
Cultivo sinérgico de hortalizas:
- Base: camas permanentes elevadas.
- Cultivos: zanahoria, puerro, tomate, lechuga, acelga, caléndula, borraja.
- Beneficios: protección cruzada, raíces a diferentes profundidades, estímulo mutuo.
Huerto con sucesión natural:
- Fase 1: abono verde (trébol, veza, alfalfa).
- Fase 2: plantación de pioneras (maíz, girasol).
- Fase 3: frutales y trepadoras (vid, kiwi).
- Fase 4: especies clímax (nogal, castaño, algarrobo).
Bosque comestible:
- Estrato alto: nogales, almendros.
- Estrato medio: manzanos, nísperos.
- Estrato bajo: frambuesas, grosellas.
- Cobertura: fresas, tréboles, rúcula.
- Trepadoras: vid, frijol, chayote.
- Hongos: shiitake en troncos.
6. Fertilidad y manejo del suelo
En agricultura natural y sinérgica, la fertilidad se crea, no se compra. Se favorece un suelo lleno de vida:
- Compost y bocashi: usados al principio para impulsar el sistema.
- Biochar (carbón vegetal): estructura el suelo y fija nutrientes.
- Lombricompuesto: mejora la porosidad y la microbiología.
- Fermentos y microorganismos eficientes (EM): activan la red trófica del suelo.
7. Control de plagas: el equilibrio como estrategia
No se trata de exterminar, sino de restaurar el equilibrio. Se usan estrategias como:
- Asociaciones repelentes: albahaca con tomate, ruda con rosales, ajenjo con coles.
- Plantas trampa: mastuerzo para mariposa blanca, tagetes para nematodos.
- Atracción de depredadores naturales: mariquitas, avispas parásitas, ranas, murciélagos.
- Bioinsecticidas caseros: ajo, ortiga, jabón potásico, té de cola de caballo.
8. Ética y filosofía detrás de estas prácticas
Más allá de la técnica, hay una ética:
- Cuidar la tierra: dejarla mejor que como la encontramos.
- Cuidar a las personas: dar alimento sano, sin tóxicos.
- Repartir equitativamente: compartir excedentes, semillas, saberes.
Es una vuelta a la agricultura como acto sagrado, como vínculo con la vida. Como decía Fukuoka: “La naturaleza no necesita de nosotros. Somos nosotros los que necesitamos de ella”.
La agricultura sinérgica y natural no es una moda ni un capricho ecológico. Es una respuesta real, viable y urgente ante la crisis de los suelos, del clima y del sistema agroalimentario. Implica un cambio de mirada: dejar de ver a la tierra como un recurso y empezar a verla como un ser vivo que nos nutre.
Quien cultiva con respeto y atención, no solo cosecha alimentos, sino también un futuro mejor. Como tantas veces ha demostrado la experiencia de quienes practican este tipo de agricultura, es posible vivir de la tierra sin dañarla, y hacerlo con alegría, belleza y abundancia.
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