Quelato de hierro

El guardián del verde en el jardín

Jardinero aportando Quelato de Hierro a las plantas

Cuando las hojas hablan

En cualquier jardín, hay un lenguaje silencioso que se expresa en los colores. Una hoja que se torna amarilla mientras sus nervaduras permanecen verdes no está simplemente “enferma”: está gritando por auxilio. Ese síntoma, conocido como clorosis férrica, revela una carencia muy común en suelos calcáreos o con pH alto: la falta de hierro disponible.
Y aquí entra en juego un aliado discreto pero poderoso, el quelato de hierro, un producto que combina ciencia, naturaleza y práctica agrícola para devolver el verde a la vida vegetal.


¿Qué es el quelato de hierro?

El hierro es un micronutriente esencial: participa en la formación de clorofila, enzimáticas y procesos respiratorios de la planta. Sin él, la fotosíntesis se interrumpe y la planta se debilita.
El problema es que, aunque muchos suelos tienen hierro en abundancia, este se encuentra bloqueado químicamente. En suelos alcalinos, el hierro forma compuestos insolubles que la planta no puede absorber.

El quelato es la solución: una molécula orgánica (agente quelante) “abraza” al ion de hierro y lo mantiene soluble y disponible. Así, el hierro queda “atrapado” y protegido, evitando que se inactive en el suelo.


¿Cómo se produce?

Los quelatos de hierro se fabrican uniendo hierro con diferentes agentes quelantes. Los más conocidos son:

  • EDDHA (Etilendiamino-N,N′-bis(2-hidroxifenilacético)): el más estable en suelos muy alcalinos (pH hasta 9). Se reconoce por su color rojo intenso en solución.
  • DTPA (Dietilentriaminapentaacético): eficaz hasta pH 7,5.
  • EDDHA orto-orto: la forma más estable y costosa, pero también la más efectiva en suelos calcáreos.
  • EDTA (Etilendiaminotetraacético): económico, pero solo útil en sustratos ácidos o hidropónicos.

En síntesis, se trata de un proceso químico-industrial, pero inspirado en los mismos mecanismos que la naturaleza utiliza: las raíces de muchas plantas liberan ácidos orgánicos que actúan como “quelantes naturales”.

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¿Cómo se utiliza?

El uso del quelato de hierro depende del sistema de cultivo y de la urgencia del problema:

  1. Aplicación al suelo:
    • Se disuelve en agua y se riega cerca de la raíz.
    • Es la forma más habitual y duradera, pues el quelato protege el hierro en contacto con el suelo.
  2. Aplicación foliar:
    • Se pulveriza sobre las hojas, logrando una absorción rápida.
    • Es útil como tratamiento de choque, aunque menos duradero que el riego al suelo.
  3. Sistemas hidropónicos:
    • Se añade directamente a la solución nutritiva, donde su estabilidad es crucial.

Las dosis varían según el cultivo, pero oscilan entre 3 y 8 g de quelato por planta en frutales jóvenes, y hasta 50 g en árboles grandes. En hortalizas y plantas ornamentales, se aplican entre 1 y 3 g por planta, según tamaño y necesidades.


¿Qué hace a las plantas?

Su efecto más visible es la recuperación del color verde intenso en las hojas. Pero detrás de esa transformación hay procesos fisiológicos más profundos:

  • Activa la fotosíntesis: al restablecer la producción de clorofila.
  • Favorece el crecimiento radicular: raíces más activas y finas.
  • Mejora la floración y fructificación: al optimizar el metabolismo energético.
  • Incrementa la resistencia: una planta bien nutrida tolera mejor sequías, plagas y enfermedades.

En frutales como cítricos, vid, olivo o frutales de hueso, la diferencia es notoria: frutos más grandes, mejor color y sabor, y cosechas más abundantes.


¿Cómo se conserva?

El quelato de hierro es un producto sensible:

  • Debe guardarse en lugares secos y frescos, protegido de la luz directa.
  • Se conserva mejor en envases herméticos.
  • Una vez disuelto en agua, conviene usarlo en el mismo día, ya que puede degradarse con el tiempo.
  • No se debe mezclar con soluciones muy ácidas o alcalinas, ni con fertilizantes fosfatados en altas concentraciones.

Usos y aplicaciones en jardinería y agricultura

El quelato de hierro es un recurso versátil:

  1. Jardinería ornamental
    • Rosales, hortensias, camelias y magnolias agradecen aplicaciones regulares.
    • En césped, ayuda a recuperar el verde en primavera y tras periodos de estrés.
  2. Huerta ecológica
    • Tomates, pimientos, berenjenas y lechugas son especialmente sensibles a la clorosis.
    • En cultivos ecológicos, se prefieren quelatos de origen natural o correctores con ácidos húmicos que potencian la absorción del hierro.
  3. Arbolado urbano y frutales
    • Olivos, cítricos, almendros y manzanos en suelos calcáreos responden muy bien al tratamiento.
    • En palmeras, ayuda a evitar el amarilleo progresivo de las hojas.
  4. Agricultura a gran escala
    • Viñedos y cítricos son grandes consumidores de quelato.
    • Se aplica a inicios de primavera para garantizar hojas sanas durante toda la temporada.

Quelatos y agricultura ecológica

En el marco de la agricultura ecológica, el uso de quelatos sintéticos está limitado. Sin embargo, se utilizan alternativas más naturales:

  • Quelatos con ácido cítrico o derivados de la fermentación de azúcares.
  • Extractos vegetales ricos en hierro.
  • Aportes indirectos como compost, estiércol o abonos verdes, que liberan hierro lentamente.

La permacultura, por ejemplo, propone un equilibrio en el suelo donde los microorganismos y la materia orgánica actúan como agentes quelantes naturales.


Una mirada práctica: casos reales

  • Un jardín de cítricos en Valencia: naranjos con hojas amarillas recuperaron su verdor tras dos aplicaciones de quelato EDDHA al suelo, disuelto en riego localizado.
  • Un césped en Barcelona: se aplicó foliarmente una solución de DTPA, y en menos de 10 días el césped recuperó un verde homogéneo.
  • Hortensias en Galicia: con un suelo ácido, bastó con un quelato EDTA para corregir el problema, mostrando cómo el tipo de quelato depende del pH del terreno.

El quelato de hierro no es una “pócima mágica”, sino una herramienta de equilibrio. Nos recuerda que muchas veces los nutrientes están presentes, pero inaccesibles. Lo que hace el quelato es tender un puente entre el suelo y la planta, entre la química y la vida.

Como jardineros y agricultores, el reto es saber cuándo usarlo, cómo conservarlo y, sobre todo, integrarlo en un manejo más amplio del suelo: rotaciones, compost, pH controlado y biodiversidad. Solo así, el verde que recobran nuestras plantas será un verde duradero, lleno de fuerza y vida.

Muchas gracias por pasarte por mi blog, un gran abrazo,…….. Matias Maschio de muchoverde.com